DISCURSO APERTURA
Los juegos
olímpicos modernos nos proponen una mejora de la sociedad a través del deporte.
Pero también nos proponen con mucha convicción un ejercicio cotidiano de la
práctica del buen ejemplo, desde valores tales como la amistad, la solidaridad,
la tolerancia, el juego limpio en todos los trances y actividades. En la Carta
Olímpica se dice textualmente: “Objetivo Olímpico es poner siempre el deporte
al servicio del desarrollo armónico del hombre, con el fin de favorecer el
establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de
la dignidad humana”.
El deporte debe contribuir a fomentar el valor, estimulando a sus
practicantes a luchar contra las dificultades en vez de rendirse ante la
adversidad; la moderación, enseñándoles la importancia del autodominio y del
sentido del orden; la justicia, exigiéndoles una actitud leal de juego limpio y
también de respeto hacia unas normas y reglamentos; y la modestia, haciéndoles
evaluar las propias virtudes y cualidades de manera objetiva y en comparación
con los demás. Es más difícil saber ganar que perder.
La vida es una
olimpiada en la que participamos todos, cada uno en un equipo. Todos por el
hecho de nacer, ya pertenecemos a un equipo.
Para participar en estos juegos olímpicos del colegio no hace falta
trasladarse a ninguna nación ni a ningún estadio olímpico. Cada uno de
vosotros, en su propio ambiente, en su familia, con sus amigos, ya está
participando, pues ¡el mundo es el estadio!
Todos somos a
la vez deportistas y espectadores. Participamos de la vida y contemplamos la
vida. Nos esforzamos en vivirla y apoyamos a los demás para que vivan la suya.
Todos nos ayudamos para obtener el éxito. No existe selección, no hay mejores
ni peores, el hecho de ser persona ya te capacita para participar. Nadie puede
negarse a participar, ya que la vida… ¡hay que vivirla! Todos tenéis las mismas
posibilidades, todos tenéis fuerza para conseguir el éxito.
Nadie nace
sabiendo. Hemos de aprender. Aprendemos a andar, a escribir, a nadar, a
comportarnos… Y se aprende entrenándose. Repetimos, y a fuerza de repetir,
aprendemos. Los grandes entrenadores, en nuestra vida, los padres y profesores.
Ellos desde su experiencia, palabra, consejo y ejemplo, como maestros en el
deporte de la vida, nos enseñan lo que saben.
La vida, al
igual que el deporte, conlleva renuncia y sacrificio. Nadie consigue algo
importante si no está dispuesto a renunciar a algo, a sacrificarse por algo.
Renuncia y se sacrifica el deportista para conseguir vencer al “crono”, para
fortalecer sus músculos, para estar en forma… Renunciamos y nos sacrificamos
cuando luchamos por superarnos a nosotros mismos y conseguir un mejor futuro.
Eres tú quien
lleva el timón y quien, en cada momento, ha de enderezar el rumbo para seguir el
camino trazado y conseguir llegar a la meta: ¡ser persona! Habrá momentos en
que te desanimarás, como cualquier deportista. Momentos en los que desearás
tirar todo por la borda, abandonar la lucha; momentos en los que renunciarías y
cederías a lo cómodo, a lo que no exige esfuerzo. Llegarán también las
lesiones, cuando todo parece que se derrumba a tu alrededor… Necesitarás fuerza
de voluntad, constancia, disciplina, armas necesarias para vencer la
dificultad, superarte a ti mismo y batir tu propia marca; necesitarás también
ilusión y alegría.
En la vida,
como en los juegos olímpicos se vive en equipo, nadie va solo. Cuando te
alegres con el que tienes a tu lado, con el que necesite ayuda, entonces habrás
ganado la prueba y podrás subir al “podium” de los vencedores. La medalla
consiste en la satisfacción de estar con los que te rodean, ayudar a los que te
necesitan, ponerte en el lugar del otro, y poder decir: ¡ha merecido la pena…
pues lo importante es participar!
¡Ahora te toca
a ti! ¡Quedan inaugurados los V juegos olímpicos del Colegio Sagrado Corazón de
Chamartín!